La metodología Utilizada para la Práctica Basada en la Evidencia (PBE), según
diversos autores consta de cinco pasos, los que son secuenciales;
1. Formulación
de la Pregunta
de Búsqueda
Se
formulan preguntas estructuradas y concretas derivadas de los problemas, dudas
o incertidumbres identificados en la actividad diaria (historia y exploración,
causas, diagnóstico diferencial, pruebas diagnosticas, tratamiento, prevención,
etc.). y que permitan la identificación de las respuestas. La pregunta debe ser
específica, detallándose cuatro componentes: 1) el tipo de paciente o problema
de interés; 2) la intervención clínica; 3) una intervención con la que comparar
(cuando dicha comparación sea pertinente), y 4) el resultado clínico de
interés. Autores como Rada, Andrade, Leyton,
Pacheco y Ramos, consideran que la pregunta debe ser planteada en forma
correcta para traducirse en una estrategia de búsqueda que lleve a encontrar
una respuesta rápida y adecuada.
2. Búsqueda de
la información
A fin de responder a las preguntas planteadas se debe
realizar una búsqueda bibliográfica. En este paso es necesario identificar la
bibliografía existente y disponible para responder a la pregunta, De acuerdo
con autores como Lopes Monteiro y de Mattos, serían los libros y textos
llamados también conocimiento estable, publicaciones periódicas, bases
bibliográficas electrónicas, bases de información específicas de PBE y por
último la Internet
que debe utilizarse haciendo un análisis de la calidad de los sitios visitados
y de la información contenida en ellos. Las evidencias científicas obtenidas en
estas fuentes de información pueden ser de nivel primario o investigaciones
originales y de nivel secundario o basadas en la revisión sistemática de
investigaciones originales.
3. Evaluar la validez y
utilidad de los hallazgos
Se valoran
dos cuestiones: la validez de las evidencias y su utilidad clínica. Para ello
se debe realizar una lectura crítica de la evidencia encontrada: que permita valorar
si los resultados obtenidos por los investigadores son aplicables a nuestro
caso particular. Es conveniente considerar su metodología y el diseño (cualitativo,
casos y controles, cohorte, transversal, etc). A partir de niveles de evidencia
establecidos en función de la pregunta y del diseño de estudio se determinan
grados de recomendación para ayudar a los profesionales y a las personas a
decidir cuál es la intervención más adecuada.
4. Aplicación de los resultados
Luego
de analizar los resultados y considerarlos válidos para responder a la pregunta
formulada, se debe planificar la implementación de cambios o estrategias; que
tendrán como objetivo el mejorar la calidad de los cuidados realizados. Para
ello se deben considerar 4 puntos:
1) ¿En
qué grado el paciente es similar a los de la población del estudio o estudios?;
2) ¿Cuáles son los beneficios y daños probables para el paciente?; 3) la
intervención, el diagnóstico, etc., ¿están disponibles en el contexto de la
práctica clínica?, y 4) ¿Cómo influyen en la decisión los valores y las
preferencias del paciente?. Es conveniente identificar potenciales
inconvenientes e indagar sobre cuáles son las causas más frecuentes de fracaso
para enfrentarlas.
5. Evaluar el rendimiento
clínico
Es
necesario evaluar las decisiones tomadas posteriormente a su aplicación La evaluación
va dirigida a dos áreas: la evaluación de los resultados en los pacientes y la
evaluación de la actuación profesional. Se enfocará más en los resultados que
en el proceso y puede considerar aspectos tales como: el
resultado final deseado y no deseado, la sobrevidad, la tasa de mejoría, costo,
utilidad, eficiencia, eficacia, tiempo, calidad de vida.
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